El verdadero terrorismo
Los últimos
años del gobierno constitucional de Isabel Perón estuvieron signados por un
alto grado de violencia en las calles, con López Rega a la cabeza de la cacería
de la Triple A.
Quienes
creyeron que la irrupción en el poder de las Fuerzas Armadas iba a regresar la
normalidad y el orden a la Nación, nunca
estuvieron más equivocados.
La noche
del 24 de marzo de 1976 fue el inicio de la época más oscura que vivió el
pueblo argentino. A partir de entonces (y hasta la vuelta de la democracia) las
garantías constitucionales fueron nulas. A partir de entonces todo miembro de
la sociedad considerado para las Juntas Militares como peligroso, fue
perseguido. La peligrosidad del individuo recaía en su condición ideológica, en
su condición militante, o simplemente en su condición de ser. Acaso el sólo hecho de pensar distinto era
peligroso.
La junta militar suspendió la actividad política y disolvió
los partidos. Intervino los sindicatos y prohibió las huelgas. Disolvió el
Congreso, destituyó la Corte Suprema de Justicia, suspendió la vigencia del
Estatuto del Docente. Ordenó el corte de pelo para los hombres, la quema de
miles de libros y revistas considerados peligrosos.
Se violaron de manera sistemática los
Derechos Humanos con la desaparición de personas. Debido
a su naturaleza, una desaparición encubre la identidad del autor: si no hay
preso, ni cadáver, ni víctima, entonces nadie presumiblemente es acusado de
nada.
Se tortura y se instrumenta el robo de identidad a los hijos
de las mujeres que parían en los centros de detención clandestina, ya que
los represores entendían que la “subversión” era hereditaria y por ello se
debía “borrar” la identidad de esos chicos para que no fueran subversivos en el
futuro.
Los subversivos -llamados también terroristas- contemplaban
al ser apresados, torturados y asesinados, al verdadero terrorismo, ese que provenía del Estado.
La dictadura y la Universidad Nacional de La Plata
Las universidades
fueron un objetivo claro del terrorismo de estado, siendo asociadas
directamente a la formación de la “subversión”. La intención era eliminar los
debates y la conformación de ideas. En marzo de 1976, mediante la ley 21.276,
fueron intervenidas quedando todo bajo control del poder ejecutivo, al tiempo
que se suprimieron los órganos de gobierno colegiados y se prohibieron las
actividades gremiales y políticas. Argentina dejó atrás esos años el legado de
la Reforma de 1918 que había garantizado entonces la universidad pública,
autónoma, cogobernada, laica y libre.
Muchos profesores,
investigadores, docentes, autoridades, estudiantes, graduados fueron objeto de
exilio o de secuestro y desaparición.
La transformación de
la universidad impulsada por los militares contemplaba dos claros objetivos
principales: por un lado, el control político e ideológico y por otro, la
disminución y re encausamiento de los graduados. Fue por ello que se llevaron
adelante en estos años sistemas de cupos, exámenes de ingreso y el
arancelamiento, como así también se pusieron en marcha groseras modificaciones
en los planes de estudios de la mayoría de las carreras.
El saldo del
autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” fue un país devastado, la
derrota en la Guerra de Malvinas, numerosos crímenes de Lesa Humanidad, un
irrisorio endeudamiento internacional y la desesperanza en el pueblo: treinta mil personas desaparecidas
entre las que recordamos hoy, a los cerca de 400 compañeros de nuestra
Universidad Nacional de La Plata.
Derechos Humanos hoy
y mañana
Desde la Juventud
Radical La Plata entendemos la necesidad de seguir reconociendo como un hecho
histórico el Juicio a las Juntas Militares encabezado por Raúl Alfonsín, y la
lucha intransigente contra la impunidad del menemismo de los 90 reflejada en
los indultos a los jefes militares y guerrilleros.
Creemos que la
militancia política como instrumento de transformación social no debe ser
cooptada por el proselitismo de una sola fuerza política, sino más bien que debe promover la unidad nacional para,
todos juntos, enfrentar a los grandes grupos económicos del imperialismo y la
derecha que atentan contra los intereses populares.
La joven democracia
argentina ha cumplido muchos de sus desafíos, pero es importante remarcar que
debemos seguir luchando a través de políticas públicas que defiendan de modo integral
los derechos humanos. Algunos de esos derechos humanos que en la actualidad se
ven vulnerados en distintas conductas
que adopta el gobierno nacional. Ejemplos de ello son el Proyecto X que utiliza
herramientas de inteligencia del estado para espiar activistas sociales, la
represión a los miembros de los pueblos originarios que reclaman por sus
tierras, la censura constante por medios indirectos, la persecución tributaria
a través de la AFIP, y el hecho quizá más grave, los desaparecidos en democracia,
como Julio López y Luciano Arruga, o el reciente secuestro de Alfonso Severo.
Como militantes
reformistas, hijos de la democracia, asumimos
el compromiso de discutir, tomar posicionamiento político y actuar en consecuencia,
entorno a estos sucesos que involucran a todo el pueblo argentino. Seguimos
viéndonos obligados a creer en un proyecto de país inclusivo, que persiga como fin primordial la búsqueda de la libertad,
la justicia y la igualdad, para garantizar la democracia social.
Acercate estos días
para participar de:
-Viernes 22: radio
abierta, proyecciones, y presentación de la nómina completa de desaparecidos de
la UNLP. En la esquina de 7 y 50, a
partir de las 17hs
-Domingo 24: salimos
desde 48 entre 5 y 6 a Capital para marchar todos juntos a Plaza de Mayo.
JUVENTUD RADICAL -
LA PLATA Marzo 2013